Muestra de obras Poéticas



REMEMORANDO LA BATALLA DE CARABOBO

Los campesinos veíamos a Bolívar
entre árboles de ornamento puro
que brillan en el sudor del trópico
o pasar a caballo bajo arcoiris de los llanos.

Venezuela iba por sus lentos ríos
de playas soñolientas de tortugas,
asomaba pumas entre grandes hojas de alucinación,
levantaba llamaradas de pájaros.

Bolívar vio nuestros sembrados
en un deslumbramiento de palmeras.
Con el, todos los campesinos
comenzamos a ver a Venezuela.
Con el vimos la Libertad,
con el vimos nuestra Dermocracia,
con el vimos nuestras futuras ciudades
y sus chimeneas a orillas de esos lentos ríos.
El con nosotros sigue sembrando el campo,;
va con nuestros hijos a la escuela,
reúne a los pescadores y a sus mujeres
que tienden redes plateadas de sardinas.
Sí, Bolívar era el que llevaba un morral
y una carabina al hombro.
Sí, Bolívar era el que estaba derrotado
bajo un aguacero,
cuando canta el paují de copete azul.
Sí, Bolívar entraba a una casa campesina.
Sí, Bolívar se tomaba un café al amanecer
en alguna cocina donde las arañas tejen astros
en rincones negros de hollín.
Sí, Bolívar llamaba a otros campesinos
al amanecer.

Sí, Bolívar seguía durante el día
y duranrte años por los campos
buscando más campesinos.
Y Bolívar nos reunió a todos los venezolanos
y con él fuimos al combate.
Era un amanecer.
Se organizaron cuadros de colores para la batalla
en una llanura de aurora anaranjada.
Con brillos de estrellas,
cuando ya Bolívar despertaba a sus soldados
entre retorcidos árboles de merey,
en un aire iluminado de banderas.
Cuando ya Páez preparaba en la serranía
a sus jinetes llaneros.

Cada uno ya estaba al lado de la cabeza de su caballo.
Las oscuras lanzas se levantaban
frente a colores horizontales del alba.
Con brillos de sol sonaron los clarines.
Después de un silencio tenso
como el que anuncia cataclismos.
Con brillos de sol sonaron los clarines
y sonaron truenos retumbantes .
y llovió tierra y arena y piedra
y se levantó el humo de la pólvora
y rodaron solas ruedas de carretas
y se despedazaron cañones
y bajaron los lanceros
y las lanzas ensangrentaron la tierra
en un vasto ámbito de relinchos de caballos.
Tempestad de la pólvora, del grito, del relincho.
Tempestad de la vida y de la muerte
que Bolívar el Libertador
veía desde su caballo blanco en la colina.
y fue entonces cuando en su caballo alazán
llegó Negro Primero.

Ambos, caballo y hombre,
como una densa sombra
en el humo agrio de la pólvora.
Al pie de Bandera de la Patria, le dijo Páez
"Mi General, vengo a decirle adiós
porque me estoy muriendo".
Y el caballo alazán
estuvo al lado de Negro Primero muerto
hasta el final de la batalla.
Con brillos del sol volvieron a sonar los clarines.
Sonaros clarines de sol.
Era el Primer Día de Nuestra Libertad.